Análisis Táctico del Penalti (Parte I)

Autor: Alberto Valiente

Las jugadas a balón parado suponen entre el 30 y el 45% de los goles conseguidos en los partidos (Yagüe, 2005) influyendo de manera definitiva incluso en partidos de máximo nivel, como en el mundial de Sudáfrica del año 2010, donde en la fase de grupos casi el 45% de los goles se marcaron en este tipo de acciones (Castaño, 2015). Dentro de este grupo de acciones, nos centraremos en analizar una de las acciones que a priori, parece que se dan con menor frecuencia en sobre el campo, como es el lanzamiento del penalti, y que según, Bar-Eli y Azar (2009) tiene más incidencia en el juego en lo referido a número de goles conseguidos, más aún que otras acciones como los saques de esquina o de banda, (se obtuvieron un 9, 8 y 4% en cada una de las diferentes acciones, respectivamente).

Otro dato que demuestra la importancia de esta acción táctica es que el 71% de los penaltis que se lanzan en España acaban en gol (Castaño, 2015) y durante la Eurocopa de 2004 el 50% de los semifinalistas llegaron a esta ronda con un 14% de los goles marcados de penalti (Ramos y Oliveira, 2008), lo que indica la gran importancia que presenta el lanzamiento del penalti en el resultado. En definitiva “un lanzamiento desde el punto de penalti durante un partido de fútbol es un momento decisivo a la hora de determinar quien ganara el partido” (Ortega, Olcina Camacho & Selva Medrano, 1994).

En lo que a la Liga Española se refiere, se han lanzado en total (hasta la temporada 2015/16) 6.582 de los cuales 1.719 han sido fallados (Lara & Viñaras, 2016), lo que supone un porcentaje de un 74% de acierto en los lanzamientos, reforzando así la idea de la importancia en el desarrollo del juego. El número de penaltis señalados a lo largo de la historia ha ido variando según se ha profesionalizado el fútbol y es que, desde la temporada 1928/29 hasta la temporada 1970/71 la media de penaltis por temporada se sitúa en torno a los 40, produciéndose en la temporada 1971/72 un aumento de más del doble. En cuanto a porcentajes, más específicos, el 65% han sido a favor del equipo local mientras que el 35% han sido a favor de los visitantes.

En líneas generales las conclusiones más determinantes que se pueden extraer son que 7 de cada 10 penaltis acaban en gol (70%) y que la cifra aumenta un 10% en caso de que sea el especialista quien realiza el lanzamiento (Palao, López-Montero & López Botella, 2010).

Además del hecho de quien sea el lanzador del penalti, influye mucho en el resultado final la zona a la cual se lance el mismo. Esto la literatura científica lo refleja en datos como que los lanzamientos a las zonas altas presentan una mayor eficacia respecto de los lanzamientos a zonas bajas de la portería, un 10% más en concreto y además se relaciona con un mayor nivel del deportista (Bar-Eli & Azar, 2009). Las zonas de lanzamiento también están influenciadas por la lateralidad del lanzador y los estudios han reflejado que los jugadores diestros tienden a lanzar a la derecha del portero y los zurdos hacia la izquierda del este (Palao, et al.2010). En las investigaciones también se ha visto que el penalti ideal es lanzado a una velocidad de 60-70 km/h y con una separación máxima de 90 cm con respecto del poste de la portería, ya que con estas características sería casi imparable para el portero (Ortega et al. 1994).

En este sentido, la ciencia también ha querido indagar en el tema de los lanzamientos de penaltis con el fin de mejorar el rendimiento, tanto de quien lanza como del que tiene que estar delante para detenerlo. En este caso concreto las investigaciones se centran fundamentalmente en las estrategias de intervención y los preíndices del lanzador. Otros estudios, aunque en menor medida, han investigado también las zonas de lanzamiento, su índice de eficacia y, aunque menos, en las acciones psicológicas que llevan a cabo los porteros para intuir la dirección del lanzamiento. En lo referido a aquellos artículos que se centran en las estrategias de intervención, son los que analizan los protocolos que siguen tanto delanteros como porteros para mejorar la eficacia en sus acciones. En el caso de los lanzadores se observado que se consigue una mayor eficacia de lanzamiento, gracias a un aumento de la confianza en sí mismo, cuando no se mira al portero (Furley, Noël & Memmert, 2017), de hecho se obtiene un 11% más empleando esta estrategia (Noël, Furley, Van Der Kamp, Dicks & Memmert, 2015). Si nos centramos en analizar al portero, la literatura acerca del tema presenta dos estrategias principales en la actuación de este. Por un lado, se ha visto que se produce un aumento de la efectividad a la hora de detener los lanzamientos empleando estrategias de distracción, como movimientos previos o balancearse ligeramente más hacia un lado antes del lanzamiento. Muy vinculada a esta estrategia se encuentra la de que el portero emplee la anticipación al golpeo del delantero, teniendo en cuenta que no puede lanzarse a por el balón ni muy pronto, ni muy tarde respecto de la salida del balón. Ambas estrategias se han vinculado y observado que mejoran el indicie de paradas en los lanzamientos de penaltis (Furley, et al. 2017). Otro de los aspectos que se han analizado en relación a los porteros y sus estrategias de actuación durante un penalti, es donde debe fijar su atención para obtener la mayor información posible acerca del lanzamiento. Lo que estamos buscando es combinarla con las estrategias anteriormente relacionadas para intentar mejorar el resultado en el penalti. En este caso para aumentar la eficacia a la hora de detener un penalti el portero debe centrar su atención en la velocidad de aproximación del delantero rival (más rápido o más lento) y en la técnica de golpeo. Si se combina la información recibida de estos parámetros con las estrategias anteriores la eficacia a la hora de parar un penalti aumenta (Noël, et al. 2015).

La focalización de la atención del portero está muy vinculada a los preíndices de lanzamiento, aquellos patrones que marcan la dirección del penalti antes de que se golpee la pelota. Han sido uno de los aspectos más estudiados en la literatura, ya que gracias a estos, se conseguiría aumentar la eficacia por parte del portero en este tipo de acciones. Los artículos referidos a esta temática han comprobado que lo más eficaz es hacer un seguimiento de secuencias de movimiento, es decir, seguir movimientos completos realizados por una parte del cuerpo y no solo en el momento justo antes de producirse en contacto con el esférico. De esta manera es como se consigue una información más relevante (Button, Dicks, Haines, Barker, & Davids, 2011). Para que esto sea efectivo debemos ser eficientes en el uso de nuestro foco atencional y dirigirlo hacia los aspectos más relevantes de la cinemática de los jugadores, como hacen los porteros de mayor nivel (Savelsbergh, Van Der Kamp, Williams & Ward, 2005), los cuales se encuentra en el tren inferior del cuerpo (Lopes, Jacobs, Travieso & Araújo, 2014). El que parece que más información da al portero es el ángulo de la puntera del pie de apoyo (Lopes et al. 2014), aunque existen otros artículos que hablan de la existencia de otros aspectos como el giro de la cadera (Díaz, Fajen & Philips, 2012). Además de estos preíndices, que son definidos como los más importantes, existen otros más que pueden dar información complementaria y relevante acerca de la dirección del penalti, entre los cuales destacan: la dirección de la pierna de golpeo al balón, la zona de golpeo y la velocidad de aproximación hacia la pelota por parte del delantero (Savelsbergh, et al. 2005). Hablando de las acciones psicológicas que lleva a cabo el portero, se ha podido deducir que estos obtienen más ventaja sobre el lanzador si aguantan al máximo la posición sin buscar la anticipación, ya que son capaces de analizar mejor la carrera del delantero y así intuir mejor la posible dirección del golpeo (Button et al. 2011). Otro aspecto relevante a nivel psicológico que se ha recogido en algunos artículos, es el uso de estrategias de distracción sobre el delantero, las cuales ha mostrado mejorar los índices de acierto a la hora de para el penalti por parte del portero (Furley et al. 2017).

Bibliografía

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